AQUÍ HABLAMOS SIN TABÚ

 

Tranquilos, no hablaremos de alguna atrocidad como "comer carne humana" o "invocar muertos", pero sí hablaremos de temas fuertes como: conocernos a nosotros mismos (aquí es donde suenan los truenos y la música de ultratumba).

Es curioso como un simple título ya te predispone y hasta causa cierto morbo. Asumimos que los tabúes van ligados directamente con la sexualidad porque nadie quiere reconocer que es un tema que deba tocarse (incluso en las iglesias y nuestras creencias religiosas).

Sexualidad no solo es tener relaciones sexuales, es todo lo que comprende nuestra intimidad. Ojo aquí, Roberta.



LA VIRGINIDAD ES MI PRECIO


Ay no, ¡no otra vez! Alguien hablará de la virginidad con un tono hippie y libertino con la frase "la virginidad es una construcción social". Bueno, adivina qué... ES una construcción social.

Pero vamos a retroceder un poco antes de llegar a esa conclusión. A ver:

Durante años nos han puesto precio como si fuéramos cochinos o vacas listas para el mejor postor. Dependiendo de nuestro valor (si somos vírgenes o hemos tenido pocas parejas sexuales) podemos optar por buenos compradores y si hemos tenido una lista extensa (más de 3) entonces nuestro valor va disminuyendo hasta ser casi unas regaladas [risas irónicas aquí].

Aplica para hombres y mujeres según su cultura, pero no nos vamos a engañar... Sabemos que el problema lo vive el sexo femenino en su mayoría. Tranquilos chicos, más abajo tendrán el turno.

La virginidad se ha convertido, pese a lo moderna que está la sociedad, en un valor agregado a la mujer para ser subastada en su entorno y no hay nada más absurdo y sexista que esto.

Si supieran lo realmente fácil que es perder el himen, dejarían de pensar que eso te da valor.

Cada persona decide tomar su intimidad como mejor le parezca y encontrará una pareja que comparta su filosofía de vida: si ella se quiere guardar hasta el matrimonio, estará con alguien que piense lo mismo y ahí NADIE SE TIENE QUE METER.

Si ella quiere tener una vida sexual activa con su pareja, es su decisión y ahí NADIE SE TIENE QUE METER.

Porque así como el hombre, la cabeza, el guía, o como lo quieran llamar según su creencia; puede elegir qué hacer con su intimidad y nadie lo señala, las mujeres también.

Se dice que es una construcción social porque en efecto, no lo puede definir la pérdida del himen. Hay mujeres que lo pierden haciendo ejercicio o andando en bicicleta.

Así que... No amigos, eso no define el valor de una persona ni le resta el mismo. Solo basta con aprender a respetar de ahora en adelante.



LOS HOMBRES NO LLORAN


Qué patético un hombre que ande de blandengue, de verdad. Nada como un hombre hecho y derecho. ¿Eso sonó bien?
Lo dijo una mujer.

Tristemente, los hombres llevan un peso injusto sobre sus hombros: no pueden exteriorizar sus emociones.

Creemos que el machismo en una cuestión de hombres cuando nos olvidamos de que muchos de ellos fueron criados por sus madres sin tener a sus padres presentes. 

Quiere decir que el problema no fue una cuestión de "macho a macho" en todos los casos.

Las mujeres sabemos lo liberador que es llorar toda la noche hasta sacar todo lo que tenemos dentro y florecer como nuevas, ¿Verdad?

Pues muchos hombres solo encapsulan sus emociones y las convierten en ira. 

Unos la contienen, otros estallan en ella y algunos solo se distraen en actividades que les permitan dejarlo pasar... Pero no pasa, solo se duerme.

Ellos tienen tanto derecho a sentir como nosotras, hablar, expresarse y sí, llorar.

¿Quién nos ha convertido en juezas para determinar cuál de ellos es más masculino por lo rudo que se comporta?

Que sea rudo, pero que no se reprima.
Que sea maduro, que tenga entereza y que exprese lo que sienta.

Que hable, que reciba afecto y atenciones tanto como las que deseas de él.

Que pueda ser sin que se le señale por nosotras o por otros hombres.

Porque sí, los hombres también sienten...
Y GIMEN EN LA CAMA.



Ig: @andyescribe

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